viernes, 4 de julio de 2008

Kafka en la orilla

de Haruki Murakami

[fragmento:]

Recorro innumerables veces el sendero, me tiendo en el pequeño y redondo claro del bosque, me sumerjo en la luz de aquel rincón soleado. Aprieto los párpados con fuerza y, mientras me llegan los rayos del sol, aguzo el oído al rumor del viento entre los árboles. Escucho el aleteo de los pájaros y el susurro de las hojas de los helechos. La honda fragancia de las plantas me envuelve. Hay momentos en que no noto la fuerza de la gravedad, levito unos instantes. Floto en el aire. Claro que no puedo permanecer indefinidamente en este estado. Es una percepción momentánea que desaparecerá al abrir los ojos y salir del bosque. Pero, por mucho que lo sepa, es una experiencia abrumadora. Poder flotar en el espacio.