lunes, 27 de febrero de 2012

Aprendizaje


Son cada vez más los expertos que anuncian lo poco conveniente de las clases tradicionales. No es algo que responda a una negación de todo aquello antiguo, sino que tiene que ver con estudios científicos sobre el comportamiento cerebral y sus funciones. El alumno no ha de ser pasivo en el proceso de aprendizaje. Su cabeza no es un recipiente vacío que el docente va llenando de conocimiento. Son ellos mismos los que aprenden. El maestro, entonces, debe hacer de guía. Además, no es sólo conocimiento lo que deben llevarse a casa. Por eso se habla de competencias. Pero esto nos llevaría ahora demasiado lejos.
El alumno conduce un coche. Es su coche, con él puede hacer lo que le apetezca. Lo puede estrellar o puede elegir conducir con precaución. Puede llegar muy rápido a los sitios o puede hacerlo gastando poca gasolina. El caso es que es un coche con bastantes plazas. En esas plazas puede llevar a quien quiera. Y lo puede hacer de diversas maneras. Incluso puede decidir no llevar a nadie y ser un cobductor solitario. Lo que debe pretender el buen docente es que el alumno decida y acepte que sea su copiloto.

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